Una sinfonía sonora del sábado

En una tranquila mañana de sábado, el tranquilo canto de los pájaros y de los loros multicolores que surcan el cielo se ve interrumpido por una encantadora cacofonía de sonidos.

A las 6 de la mañana , el primer acto hace su movimiento: un vendedor de Chipa en una motocicleta, equipada con altavoces potentes, recorre las calles tranquilas transmitiendo su pegadiza melodía:

“Chipa Chipa, Chipa Barrero, Chipa almidón, Chipa so'o, crocante, calentita, ¡venga que pruebe!”

Echa un vistazo a uno de los vendedores de chipa

Esta melodía, cargada de nostalgia, es conocida por todos los paraguayos.

En su motocicleta lleva atados casi todos los tipos de Chipa, un apreciado pan de queso paraguayo. Hace sus rondas al amanecer, ofreciendo una delicia caliente y crujiente para el desayuno. Los guardias de seguridad que han tenido una larga noche, la gente que se despierta o los niños que se preparan para ir a la escuela lo detienen cuando pasa en su auto. Pero su actuación no termina allí. Después de reabastecerse en casa, a menudo regresa por la tarde para aquellos que anhelan un refrigerio durante la merienda [una comida de mediodía para mantener el estómago satisfecho o una cena tardía a las 9, a menudo acompañada de tereré].

A medida que el día se hace más cálido, otro sonido familiar baila en el aire: el silbido agudo de un anciano que empuja un pequeño carrito de helados azul lleno de refrescantes helados . Cuando me mudé aquí por primera vez, pensé que su agudo chirrido era una especie de pájaro. Pero después de darme cuenta, su tono inconfundible se encuentra entre el de un pájaro y el de un silbido, y es suficiente para persuadir a cualquiera que esté afuera en un día caluroso a que se tome un dulce.

Más tarde en la tarde, alrededor de las 5:00 p. m., las calles vuelven a cobrar vida cuando un vendedor de bollos (un tipo de dona sin agujero rellena con dulce de leche cremoso o guayaba) pasa, ofreciendo una dulce indulgencia a quienes buscan un capricho.

En Paraguay, las calles nunca están vacías y siempre hay una oportunidad de satisfacer tus antojos. Ya sea una Chipa caliente, un refrescante helado o un Bollo dulce, la vibrante sinfonía de sonidos y sabores de las calles durante todo el día garantiza que tu estómago nunca pase hambre.

Algunos incluso han convertido la clásica melodía chipa en una versión disco...